En un futuro distópico donde se ha implantado una dictadura,
unos políticos teócratas se hacen con el poder y, como primera medida, suprimen
la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Los Estados Unidos de
América desde ese momento pasan a ser conocidos como la República de Gilead. En
esa nueva sociedad la mayor parte de los valores modernos quedan olvidados. La
mujer pasa a un segundo plano, siendo única y exclusivamente un objeto cuyo
valor está en sus ovarios, tal como imponen las férreas normas establecidas por
la dictadura puritana que domina el país, pues hay un problema de fertilidad en
Gilead... Si alguna se rebela o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es
capaz de concebir les espera la muerte en ejecución pública o el destierro a
unas Colonias, las que están llenas de residuos tóxicos. Así,
el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la
vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad
sexual.
Pero nunca podrán gobernar los pensamiento de una persona y mucho menos
su deseo.
Ana Utrillas Cebrián
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