Estuvo en Madrid desde muy joven y allí formó un grupo de
teatro con persona turolenses. Viajó a Italia, donde escribe Mi viaje a Italia, y a París.
Al regresar a Teruel desde Italia, sintió que las costumbres
le resultan pueblerinas; pero se instala en Teruel. Empezó a escribir poemas,
ripios, y los recopiló en la obra Por mi
pueblo.
Vivió de un trabajo de la Diputación y también fue
propietario y director de la revista de El
Turia, la mejor revista literaria del momento. Además era participe en
todos los periódicos de Teruel de la última época del siglo XIX.
Se convirtió en un personaje famoso y bastante polémico en
Teruel, porque criticaba la sociedad turolense y no lo quería todo el mundo.
En la tumba aparece un pensamiento, que simboliza “no me
olvides”, “recuerdo siempre” y es la flor de los masones, aunque Don Jerónimo
Lafuente era católico conservador; y cuatro dormideras o flores del sueño, que
simboliza “sueño eterno”. Además está enterrado con su hijo Jerónimo Lafuente
Monsalve.
Virginia Cavero Nuez
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